No hace falta que os las presentemos porque a no ser que acabéis de nacer ayer o que hayáis estado congelados cien años y os acabéis de descongelar ahora, conoceréis las zapatillas Vans. Lo que quizá no sabréis es el recorrido de la marca a lo largo de sus más de cincuenta años de vida. Pues bien, esto es precisamente lo que os queremos contar en este artículo, su interesante e inspiradora historia.

Vans nace en 1966, cuando los hermanos Paul y Jim Van Doren, abren The Van Doren Rubber Company, una pequeña tienda en la localidad de Anaheim, en California. Paul, el hermano mayor, había adquirido cierta experiencia en la fabricación de calzado durante los años sesenta y por eso decidió dar el paso de vender su propio producto. Una idea fuera de lo común en aquella época, ya que ellos fabricaban las zapatillas para luego venderlas directamente al público. Era algo muy artesanal y todo se llevaba a cabo en un mismo espacio. Cuando abrieron, ofrecían únicamente tres modelos y actuaban bajo demanda. El sistema de producción era tan rudimentario que los clientes podían incluso customizar sus zapatillas eligiendo los colores.

Y no les iría tan mal, al año siguiente, la marca se fue expandiendo abriendo prácticamente una tienda a la semana. Poco a poco, el fenómeno fue haciéndose cada vez más conocido llegando a todo tipo de público. El hecho de poder elegir tejidos y colores, satisfacía a todo el mundo. Vans fabricaba tanto para colegios católicos como para grupos de animadoras. Por otro lado, el mayor reto para la marca era el de crear un zapato resistente, duradero y con buen agarre al suelo, de este modo surgió su reconocible Waffle Sole (suela de gofre).

En los años 70, llegó la fiebre del skateboarding, y por consiguiente, las demandas de practicidad y estéticas requeridas por este colectivo. Era el escenario perfecto para Vans, teniendo en cuenta su flexibilidad a la hora de fabricar y diseñar. La unión entre Vans y el skate surgió de forma orgánica.

Los legendarios skaters Tony Alva y Stacy Peralta jugaron un papel muy importante en el desarrollo de Vans. Contribuyeron al diseño del modelo #95, hoy conocido como "The Era", en rojo y azul. Así, se convirtieron en las favoritas de estos deportistas y durante los años 70 sacaron infinidad de modelos y colores, como las míticas Slip-on.

Steve Van Doren, hijo de Paul Van Doren desarrolló el que sería (y es) el icónico print de la marca, el Checkboard de cuadros blancos y negros. Steve, tras observar como los adolescentes pintaban el lateral de la suela de sus zapatillas con un rotulador negro simulando un tablero de ajedrez, decidió trasladar esta idea al cuerpo de tela del calzado. Aunque el verdadero auge de las Slip-On Checkboard llegó con la película “Fast Times at Ridgemont High” en la que el surfer Jeff Spicoli interpretado por Sean Penn llevaba unas. Esta película lanzó al estrellato a Sean Penn y a Vans al mismo tiempo.

Actualmente, no hay duda de que es una marca clave en lo que a ropa urbana se refiere, habiendo conquistado incluso a muchos colectivos ajenos al mundo del deporte. La razón de su éxito, es quizá que ha sabido escuchar a su público atendiéndose a sus necesidades y gustos, algo admirable y que les honra.

 

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